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02 de abril 2020

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Psicología del aislamiento forzado

Elena Barreiro Alonso - Psicóloga H. Sanitaria - Experta en Técnicas Antiestrés

UN POCO DE HISTORIA

1347, un barco procedente de China llega al puerto de Mesina (Sicilia) y comienza a descargar las muy apreciadas mercancías procedentes del lejano oriente. El trasiego de la estiba es aprovechado para que unos polizones habituales en todo barco desembarquen también: las rattus rattus ( ratas negras).
Estos odiosos pasajeros comienzan a buscar refugio en el nuevo hábitat que le proporciona la ciudad italiana, pero, sin saberlo, ellas también llevan en su cuerpo un pequeño polizonte, la pulga Xenopsylla Cheopis, que a su vez albergaba en su interior un asesino despiadado y cruel: la bacteria Yersinia Pestis.
En el reducido espacio de su diminuto canal alimentario, las bacterias se multiplican hasta tal punto que forman una oclusión en el estómago de la pulga, lo que le impide alimentarse normalmente de la sangre que extraen de ratas y/o humanos. La pulga regurgita parte de su alimento mezclado ya con las bacterias y así estas quedan inyectadas en el huésped. Las bacterias viajan a través del sistema linfático hasta los ganglios de la ingle o los que hay en las axilas o en el cuello, en donde se acumulan y se multiplican exponencialmente, creando un bubón que explota y lanza las bacterias al torrente circulatorio matando a sus víctimas.


La primera gran globalización, que había empezado en la época de Marco Polo un siglo antes, provocaría la primera pandemia de la que se tiene extensa referencia documental. En una época en donde la mayor velocidad de transporte se alcanzaba en carro, la peste negra avanzó, sin prisa pero sin pausa, a una velocidad de unos 6 kilómetros diarios, y en cinco años abarcaba de España a Escandinavia y de Turquía a Inglaterra. Sólo en Europa diezmó un tercio de la población y otro tanto en África y Asia.

Esta pérdida de población provocó cambios sociales y económicos. Los campos quedaron sin cultivar y los campesinos que sobrevivieron se vieron en una posición de fuerza frente a los señores feudales que no podían prescindir de su conocimiento y fuerza de trabajo. Ante la falta de mano de obra, la tecnología agraria se vio estimulada para poder aumentar la producción rápidamente, mientras tanto, los europeos tuvieron que pasarse a una dieta carnívora. La edad media tocaba a su fin.

La impresión que debió causar esta apocalíptica situación entre la población es difícil imaginarla, porque aunque podríamos enumerar asépticamente el panorama, las reacciones y emociones humanas son irreproducibles para este cuadro histórico tan apocalíptico. La reacción de la población ante tal amenaza fue inmediata, recluirse, aislarse de los demás y quedarse solo con la familia o con un grupo reducido de conocidos.



Esta estrategia quedó espléndidamente reflejada en el Decamerón de Giovanni Boccaccio. El libro, escrito en plena pandemia, contiene una descripción de los efectos físicos, psicológicos y sociales que la peste produjo en la sociedad italiana. Es un diario del día a día del grupo, de cómo organizaron su aislamiento en el campo y de cómo ocupaban las jornadas. Por otra parte, es clave reseñar el hecho de que el autor escribiese esta joya de la literatura aprovechando el aislamiento al que se sometió para escapar de la enfermedad. Sacó lo mejor de sí durante este dramático episodio de la época.

LA CUARENTENA

Podemos clasificar los aislamientos con tres criterios. Según la obligatoriedad: voluntarios/ forzados, según la duración: cortos/medios/largos y según el número de miembros: uno/varios. Lo que nos da una matriz de 2x3x2 con doce casos posibles.
Entre los voluntarios podemos enumerar: la vida monacal, el retiro de un artista para reencontrar su inspiración, o el aislamiento social voluntario (ermitaños, anacoretas o los hikikomoris nipones).
Entre el grupo de los aislados a la fuerza estarían los aislados por razones sanitarias, los recluidos por sentencias judiciales (los presos encarcelados por delitos criminales), los encarcelados por razones militares (los prisioneros de guerra) o los recluidos por razones políticas.
Nuestro confinamiento se encuadraría en forzado y previsiblemente de media duración, pudiendo ser de una persona sola o de un grupo.

Analizar eventos pasados ​​puede proporcionar una visión del impacto psicológico que puede tener la actual cuarentena a la que nos vemos sometidos.
Más de 15.000 personas en Toronto permanecieron en cuarentena debido a la exposición al síndrome respiratorio agudo severo (SARS) en 2003. Al igual que el COVID-19, es una enfermedad respiratoria contagiosa causada por un coronavirus. Además de los sentimientos de aislamiento social durante la cuarentena, los participantes informaron de angustia psicológica que se prolongaron hasta un mes después de finalizar el encierro. Casi un tercio de los participantes mostraron síntomas de TEPT (Trastorno de Estrés PosTraumático), el 30% tenía síntomas depresivos y casi otro 30% sentía que otras personas los evitaban después de haber estado en cuarentena. La angustia fue habitual tanto durante como después de los períodos de cuarentena.

La lista de síntomas incluyó: temor,tristeza, entumecimiento, insomnio, confusión, ira, síntomas de estrés postraumático, síntomas depresivos, bajo estado de ánimo, estrés, alteración emocional, irritabilidad, agotamiento emocional. Existen evidencias de que también puede haber consecuencias a más largo plazo como la dependencia de alcohol o fármacos hasta tres años después de la cuarentena.

Si bien las reacciones individuales al aislamiento obligatorio varían, es probable que tenga en común: sentimientos de soledad, tristeza, miedo, ansiedad y estrés. Tales sentimientos son normales dadas las circunstancias, sin embargo, hay pautas que se puede seguir para proteger la salud mental y el bienestar mientras hacemos frente a una cuarentena.

FACTORES QUE INFLUYEN EN EL AFRONTAMIENTO DEL ENCIERRO

Cada persona afronta el estrés de manera diferente. Algunas personas pueden estar en mejores condiciones para resistir una cuarentena por una amplia variedad de razones como la personalidad o el estado de salud. Destaquemos los tres aspectos más importantes.

1. El estado psicológico anterior al encierro


Las afecciones de salud mental previamente existentes, incluidos los trastornos depresivos y de ansiedad, pueden afectar la capacidad de un individuo para hacer frente a un aislamiento, por lo que es conveniente que sigan en contacto con su psiquiatra y/o psicólogo para que le den nuevas pautas para esta difícil situación.
Por ejemplo, una persona a la que se le haya aconsejado salir diariamente de casa para aliviar sus problemas de Depresión o Ansiedad, no podrían hacerlo, por lo que es muy probable que su estado psicológico empeore.

2. La personalidad

La personalidad que cada uno posee pueden tener un gran efecto diferenciador en cómo cada uno puede sobrellevar el aislamiento. Los extrovertidos pueden experimentar más soledad o encontrar más difícil quedarse en casa. Las redes sociales pueden ser una excelente manera de mantener conexiones y hablar por teléfono o Whatsapp o Skype puede proporcionar una socialización muy necesaria.
Las personas con personalidades más introvertidas tienden a disfrutar de la soledad, por lo que es más fácil lidiar con interacciones sociales reducidas o limitadas. Los introvertidos tienden a sentirse agotados después de socializar, por lo que pueden hacer frente bastante bien durante la cuarentena. Pero incluso los introvertidos necesitan contacto social, por lo que encontrar formas de conectarse con los demás de alguna manera sigue siendo esencial.

3. El tiempo de cuarentena


La duración de la cuarentena es un factor clave para determinar qué tan bien se las arreglan las personas. Cuanto más duren las restricciones, más pronunciados son los efectos.

COSAS QUE ESTÁN EN NUESTRAS MANOS PARA SOBRELLEVARLO

1.Establecer rutinas

La interrupción de las rutinas diarias puede ser uno de los aspectos más difíciles de la cuarentena. Esto puede hacer que te sientas sin rumbo mientras intentas descubrir cómo llenar todas las horas del día.
Si trabaja desde casa, puede ser útil estructurar el tiempo como si fuera un día de trabajo normal. Sin embargo, esto puede ser un desafío si estás en casa con otros miembros de la familia, incluidos niños, que ahora comparten las veinticuatro horas. Si éstos se quedan sin la rutina escolar, los niños pueden sentirse igual de mal que los adultos.
Planifica actividades que mantengan a todos ocupados haciendo alguna tarea. Intenta crear un horario diario, pero tampoco que sea muy estricto. Haz tus propias rutinas y termina el día evitando la monotonía.

2. Estar lo más activo posible

Incluso los períodos relativamente cortos de inactividad física pueden tener un gran impacto en la salud, tanto mental como física. Un estudio encontró que sólo dos semanas de inactividad podrían conducir reducciones significativas de la masa muscular y cambios metabólicos. Mantenerse activo ayudan a sentirse mejor y a mantener la condición física. También es una excelente manera de ayudar a combatir la sensación de malestar y aburrimiento que puede surgir al estar encerrado día tras día.

3. Hacer ejercicio en casa

No se necesita un montón de equipo de entrenamiento costoso para hacer ejercicio. Éstas son algunas cosas que puede podemos hacer para mantenernos en forma en casa: vídeos de ejercicio, entrenamientos en línea. aplicaciones de fitness o simplemente hacer ejercicios conjuntamente con un grupo de amigos por videoconferencia.

4. Combatir la frustración y el aburrimiento

Gran parte de la angustia de estar en cuarentena proviene del aburrimiento y la frustración. Encontrar formas de mantenerse ocupado es importante, así que intenta mantener tantas rutinas como pueda. Continúa trabajando en tus proyectos o encuentra nuevas actividades para ocupar tu tiempo, ya sea organizando tu armario o probando un nuevo pasatiempo creativo como pintar o escribir tus memorias.
Hacer cosas puede proporcionar un sentido de propósito y competencia, brindan algo por lo que trabajar y algo por lo que esperar cada nuevo día. Haz un plan, haz una lista con algunas cosas que te gustaría hacer ordénalas y comienza por la número uno.

5. Estar comunicados

Mantenerse en contacto con otras personas no solo evita el aburrimiento, sino que también es fundamental para minimizar la sensación de aislamiento. Manténte en contacto con amigos y familiares por teléfono y mensajes de texto. Contacta a otros en las redes sociales. Hablar con otros que están pasando por lo mismo puede proporcionar un sentido de comunidad y empoderamiento.

6. Las relaciones dentro del hogar

Haga comidas regulares con las otras personas en el hogar. Charle con amigos y familiares todos los días. Utilice diferentes formas de comunicación, incluyendo teléfono, texto, correo electrónico, mensajería y videollamada. Intente apoyar a otros, tranquilizar a los amigos que se siente estresados o preocupados.

7. Manténgase informado, pero no abrumado

Las personas tienden a experimentar una mayor ansiedad cuando sienten que no tienen acceso a la información que necesitan. Por otro lado, sin embargo, está la sensación de pánico que puede derivarse de estar inmerso las 24 horas, los 7 días de la semana, en informes que se centran en informaciones inexactas o demasiado negativas. En lugar de pasar el tiempo viendo noticias, concéntrate en obtener información útil de fuentes de confianza.

8. Recuerde que los niños también se estresan

La investigación canadiense encontró que los niños que habían pasado por cuarentenas exhibían síntomas de TEPT (Trastorno de Estrés PosTraumático) con una incidencia cuatro veces mayor que los niños que no habían sido puestos en cuarentena. Los padres y otros adultos deben hablar con los niños sobre el brote de COVID-19 de manera informativa, apropiada para la edad y tranquilizadora. Concéntrate en mantener organizado el hogar y modela comportamientos saludables y positivos. Controlar la propia ansiedad puede ayudar a calmar los temores de los niños en el hogar.

9. Recuerda por qué estás haciendo esto

Cuando te sientas frustrado o encerrado, puede ser útil pensar en los motivos por los que te estás poniendo en cuarentena. Si has estado potencialmente expuesto al coronavirus, evitar a otros es una acción altruista. Minimiza la posibilidad de que, sin saberlo, pueda transmitir la enfermedad a otras personas, incluso si actualmente eres asintomático.
Salir a las 19:00 para aplaudir la labor de los sanitarios puede ser un gesto con más importancia de lo que parece, ya que además del sentido inicial de agradecimiento a los sanitarios por su labor, nos recuerda que no estamos solos.

10. Poniendo nuestro granito de arena

Al hacer su parte para prevenir la propagación de la enfermedad, estás protegiendo a los demás y asegurándose de que las personas enfermas tengan mayor acceso a los recursos de salud disponibles. Recordar estas razones a veces puede hacer que nuestros días en cuarentena sean un poco más fáciles de soportar.
Las estrategias como la cuarentena, el distanciamiento social, el lavado de manos y otras precauciones de seguridad pueden desempeñar un papel importante en la prevención de la propagación de COVID-19. Pero no debemos olvidar que también es importante protegerse del deterioro psicológico, ya que las investigaciones han demostrado que este tipo de aislamiento puede provocar una serie de efectos perjudiciales, desde un bajo estado de ánimo e irritabilidad hasta síntomas de TEPT y ansiedad.

Mantenerse ocupado y no preocupado, estar en contacto con otras personas por teléfono y redes sociales, y mantener una vida estructurada son solo algunas de las formas clave en que puede manejar mentalmente la cuarentena.